Un buen día todo terminará...

Alguna vez te has preguntado ¿Qué pasaría si dejaras de existir en este momento?, ¿qué pasaría si una nave nodriza te llevara al espacio y no vieras más a tus seres queridos?, bueno, ¿qué pasaría si en este momento murieras?

¿Estás preparado para eso?

Dudo mucho que pase algo relevante, solo delas de estar, solo dejas de ir al trabajo, a la escuela... tu presencia se va haciendo cada vez menos importante hasta que te olvidan, sobre todo porque no eres un maldito vende patrias como Benito Juárez, ni creaste obras maestras como "Yo no nací para amar", ni eres David Bowie... así que, no pasaría la gran cosa.

Dicho sea de paso, creo que nadie esta preparado para morirse, debido a que no estamos (obligados diría alguien) pensando a todas horas que nos vamos a morir, más bien estamos pensando que ropa nos vamos a poner para ir al trabajo, como le vamos a hacer para quedar bien con la persona que nos gusta, que podemos hacer para gustarle a esa persona, (porque debemos actuar para obtener lo que queremos, en esta época nos duele ser “nosotros mismos”), pensamos en que aceite debemos ponerle al coche, en cuanto estará el litro de gasolina a mediados del 2018, ¿alcanzara para comprar un kilo de tortillas? etc.

(Y no digo que no sean cosas importantes, cuidar la economía y pensar en comer, lo que se me hace poco relevante, es pasar la vida entera tratando de agradarle a los demás para que al final cuando lleguemos al fatídico fin de nuestra existencia, solo nos acompañe la familia y nadie de esos que tanto ladraban que te querían, las palabras se las lleva el viento)

Lo anterior es esencial en la mayoría de las agendas de muchas personas que conozco, le dan infinita importancia a las cosas materiales (que si no tienen un teléfono de la manzanita, que fulana se compró una bolsa "finísima", que zutana trae unos zapatos "carisisisimos", que a tal o a cual se le sale la lonja con la ropa que trae puesta, en fin… pasamos la vida dándole importancia a cosas banales y sin sentido, que si bien son nuestro día a día, no nos sirven de nada, no nos aportan… aunque a veces esta padre burlarse de las cosas.

Verán, en estos días platique (sin querer) con una persona que se ve muy sana, tanto que hasta podríamos pensar que nada le preocupa, pues lo tiene todo, coches, dinero, mujeres, su propia empresa, una casa, un perro, hijos, en fin… Sin embargo, hay algo que ya no tiene desde hace mucho, SALUD.

Sí, es lo que hoy le hace falta a esta persona, de hecho queda muy poco tiempo para su partida, y hubo algo que sin duda te cambia, esas palabras aun retumban en mis oídos… “Las cosas buenas o las desgracias nos suceden a todos, porque no somos más que simples seres humanos”.

Y su explicación básica fue: Todos nacemos, crecemos y morimos, ninguno se queda en la niñez, ni en la adolescencia ni en la edad adulta, el cuerpo se arruga, se deteriora y deja de funcionar, aunque tengamos miles de pesos en el banco, inevitablemente todos llegaremos al mismo final, unos antes, otros más tarde, pero invariablemente todos llegaremos al mismo punto… la muerte.

Sin embargo veo que hay mucho pinche “come flores” hablando de renacer de las cenizas, de usar los insultos como abono para crecer, de no dejar que nuestros “enemigos” nos venzan… hablan de luchar por los sueños, etc. Es decir, estos weyes están en guerra todo el tiempo, pelea, lucha, enemigos, bueno, ni las cruzadas estaban tan cabronas como las “batallas” que se crean estos pendejos; pienso que la solución no está en hacerle caso a estos idiotas, si no le diéramos importancia a cosas tan pendejas, como el hecho de que otras personas hablen de nosotros, o el hecho de que la gorda del salón trae leggins y se le ve la celulitis, o pendejadas de ese tipo, estos weyes no tendrían trabajo, es más la pinche psicología no existiría porque no habría que “sanar” a nadie del mal de amores, o del bullying, y en el peor de los casos, ayudarnos a superar la pérdida de un ser querido.

La psicología (pendeja) se ha encargado de enseñarnos a ser “malos perdedores”, nos enseña a no darnos por vencidos, nos enseña que podemos lograr todo solo con desearlo, nos dice que luchemos, que estemos en guerra, que peleemos, pero no nos habla de hacer un esfuerzo, de trabajar por lo que queremos, de hacer las cosas por nuestra cuenta… por eso hay tanto pendejo por el mundo ostentando títulos nobiliarios de princesas o príncipes que merecen recibir sin mover un pinche dedo.

Pienso que deberíamos prepararnos siempre para todo (hasta para lidiar con la gente pendeja) y no darle a nadie el poder de decidir sobre nuestro estado de ánimo, sobre nuestras acciones, sobre lo que hacemos y como llevamos nuestra vida o sobre la pareja que elegimos, (tarde o temprano se termina el “amor”) la familia es un apoyo, no debe cargarnos, los amigos son confidentes no pilmamas, las parejas, están en los momentos buenos, en los malos corren, pues ya lo dice el viejo y conocido refrán, “cuando la pobreza entra por la puerta el amor sale por la ventana”.

Sin embargo creo que es bueno dar, no importa que sea… a veces hasta un madrazo a tiempo es bueno, ser amable nos ayuda a tener una vida menos miserable, podríamos empezar por ser empáticos y ya después ser como queramos son afectar a nadie; dicen por ahí que una alegría solitaria puede volverse patética. Es como quedarse con un regalo envuelto en papel bonito en las manos y no tener a quién decirle: toma, es tuyo, ¡ábrelo! Así que si tienes algo que dar, dalo, ya estará en el otro retribuirte o no.

Aprendamos a vivir nuestra vida a modo de que “suframos” menos por cosas sin sentido, por cosas, por artefactos, por personas con título nobiliario que esperan solo recibir, aprendamos a decir a la verga, me vale madre, no es mi pedo y sobre todo, estemos conscientes de que un día, más tarde que temprano todo se terminara.

Agradezco a los que leen esta columna…

Coman frutas y verduras, viva la familia y…Nos leemos la próxima.










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