Rencor... Debe ser una golosina no?


Vivimos en un mundo en donde prácticamente estamos acostumbrados a aprender las malas costumbres de nuestros mayores, porque pensamos que si ellos lo hacen “está bien”. 
 
Esta vez les hablaremos de El rencor, que surge ante la imposibilidad de no poder resolver un conflicto entre dos personas, y; sentimientos como el enojo, la tristeza, la decepción entre otros, que quedan como 'residuos' después del conflicto, no pierden 'vigencia' y se suman a los sentimientos que se generan cuando aparecen nuevos conflictos con las personas con quienes antes se había discutido, aumentando la intensidad con la que vivimos cada nueva confrontación.

El efecto acumulativo de los sentimientos que se generan a causa de conflictos no resueltos, es lo que da forma e intensidad al rencor, logrando que, en lo subsecuente, cualquier situación insignificante sea 'la gota que derrama el vaso'.

En el contexto familiar es especialmente importante tener todo esto en cuenta, ya que se trata de relaciones duraderas. Los desacuerdos y discusiones son mucho más comunes y significativos entre familiares, justamente por la importancia y cotidianidad de la convivencia entre ellos; sin embargo, lo dañino no son los conflictos en sí mismos, sino la imposibilidad de resolverlos.

No obstante, contrario a la idea que muchos pueden tener, una familia que discute, es una familia sana, ya que existe la posibilidad de hablar sobre los conflictos que se tienen en el seno familiar como una manera de 'ventilar' y aligerar los sentimientos de cada uno de los miembros que la componen. 

Un ambiente familiar propicio, favorece la relación intrafamiliar y facilita el poder hacer frente a los problemas que surjan; que los hijos desarrollen confianza hacia sus padres, que los padres conozcan mejor a sus hijos, que los hermanos creen lazos más estrechos y se sientan acompañados entre sí, que la pareja se sienta más cómoda y apoyada por el otro, evitando que el rencor se vaya acumulando y afecte las relaciones a largo plazo.

Por el contrario, cuando no hay un ambiente de apertura y respeto en la familia, cada integrante deberá lidiar solo con sus propios sentimientos, ocultando sus frustraciones y enojos, y, posiblemente, aislándose del resto de la familia, lo que provoca, en ocasiones, individuos que comparten con sus familiares únicamente casa y apellidos. En este contexto es donde más fácilmente se desarrolla el rencor, bastante justificado, dado que no hay manera de expresar los sentimientos y uno debe guardárselos para él.

Por lo tanto, es importante recordar que para mantener una relación sana con nuestra familia es normal que existan conflictos y discusiones en la familia, esto es parte natural de las relaciones humanas, y “tapar el solo con un dedo” resuelve sus causas, y siempre es mejor hablar de los problemas y no ignorarlos; puede que no nos guste o sea incómodo pero es peor quedarnos con nuestros sentimientos y no transmitirlos.

Así que ya lo saben, lo único que tienen que guardar en este momento, es dinero… Porque ya viene navidad y hay que comprar regalos, y pues deben guardar para la peda maratónica, además no los quiero ver endeudados con la mamada esa del Buen Fin, ai’ nos vemos.


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