El orgullo puede
separar a personas que se estiman y alejar a dos que se aman.
Refrán desconocido.
Los prejuicios son la razón de los pendejos.
Voltaire.
Bueno, en realidad no va así la frase pero ¿Que mas da? Hay mucho pendejo con prejuicios suelto en el mundo.
Hace algún tiempo que quería
escribir sobre el orgullo, ese sentimiento que hace que la gente que se ama no
se vuelva a ver jamás, el orgullo no permite acomodarte en la vida y te da
miles de motivos para ignorar a los demás cuando tratan de convencerte de que tú no
puedes hacer algo, por mínimo que sea, a veces simplemente no se puede, no tienes esa capacidad o simplemente no es lo tuyo, el pedo es que vivimos aferrados, a huevo queremos hacer lo que otros, todos quieren ser como Jordan nada mas porque son negros y pues no, así no se puede.
Vivimos en la época del decreto, del
pide y se te dará, del “yo merezco” (saludos pinche Javidu, al final solo mereciste la cárcel, pinche gordo pendejo). Esta es la
época en la que menos hemos evolucionado, parece que vamos hacia atrás, de
reversa, creemos que solo con decir, “si puedo” lograremos ser cantantes,
“artistas”, pintores, jugadores de baloncesto, el hombre mas rico del mundo, en fin... Creemos que lo podemos todo gracias a que lo perdimos todo en esta vida pero aún nos queda “orgullo”, dejé a mi pareja pero esta no pisoteo mi
orgullo dicen algunos.
El orgullo, ese pinche sentimiento
que no te deja avanzar, que sirve como un mecanismo de defensa para “hacerte
valer” ante los demás, sentimiento que hiere a los otros, que envalentona a los
pendejos y que nos hace restarle valor a las cosas que nos da la vida, ese
sentimiento nos hace abandonar relaciones que quizás pudieron ser buenas,
dejamos lo que sea “dañino” por orgullo cuando a veces solo tenemos que
modificar ciertas conductas. Una cosa es que hagas berrinche y dejes algo
porque “no te sale” y otra muy diferente es que te dejes maltratar por las
personas, pareja, jefe, etc. Son cosas completamente distintas y distorsionadas
por los pensadores mágicos pendejos.
Por ahí leí una frase que dice “El orgullo es como una espada samurái, te permitirá vencer a
todo lo que intente atacarte pero, es más elegante cuando está enfundada”, y no hay nada más cierto que eso, el orgullo no nos sirve de
nada, debería estar guardado siempre, el orgullo es ego disfrazado de “nadie me
va a aplastar”, el orgullo son quejas, el orgullo genera conflictos, el orgullo
genera soledad de la mala, de la que chinga, de la que destroza por dentro, de
la que carcome las entrañas, sin embargo el orgullo no es nada más que
autoestima mal canalizada, elevada en exceso, disfrazada.
El orgullo
hace que creamos que nosotros no nos equivocamos y los demás sí, no nos permite
recibir críticas, el orgullo nos hace intolerantes, por orgullo no aceptamos
sugerencias pero sobre todo, el orgullo evita que podamos relacionarnos con los
demás. “¡cómo es que fulanito que es un pendejo va a querer venir a darme un consejo”, si yo soy Don Vergas! Lo mejor
es aceptar que todas las personas somos diferentes en creencias, en sexualidad,
en religión, en color de piel, raza, ¡en todo!, sin embargo en algo somos
iguales, todos compartimos este mundo, la vida.
El prejuicio
es lo mismo… distorsiona la percepción de las cosas, nos hace “pensar mal de otras personas” y en este
país hay mucho prejuicioso por ahí suelto en internet, en la calle, en la
escuela, comentando pendejadas que no sabe o que no comprende, pero eso sí,
siempre acusa, pero de eso no quería hablar… es aburrido en un lugar donde la
gente solo atiende a “su razón” y no se permite abrir su panorama para aceptar
la opinión de los demás.
Vive y deja
vivir, no te metas en lo que no te importa, no opines de las cosas que no
sabes, que no conoces y que mucho menos comprendes, tu opinión es tan libre
como la mía pero si no sabes, cállate el pinche hocico, amárrate los dedos y
deja de chingar a los demás.
Nos leemos la
próxima
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